Esta mañana nos hemos desayunado con la noticia de la venta de más paquetes de activos dudosos a este nuevo tipo de fondos llamado "fondos buitre".
Y es que las entidades españolas, ante la imposibilidad de recuperar parte de lo invertido en operaciones ruinosas y visto el coste tremendo que en horas, abogados y juicios dicha operatoria conlleva, prefieren tirar por la calle de en medio y obtener aunque únicamente sea una pequeña parte de lo prestado. Se calcula que el precio abonado puede ser ya superior a los 5.000 millones de euros en créditos fallidos.
Mientras que los fondos de inversión tradicionales se dedican a invertir en los activos que consideran más rentables, ya sean bonos, acciones u otros fondos, los fondos buitre deciden comprar carteras de préstamos/créditos a un precio mínimo, entorno al 50% del valor nominal de los prestado, su intención será desde ese momento, lograr por lo menos dicho importe, con la ventaja de que ellos sí son especialistas en recuperaciones, les va la vida en ello.
En ese momento la labor del fondo se convierte más que en una gestión de activos en una labor que podríamos comparar a la del cobrador del Frac, y es que la rentabilidad a los aportantes del fondo, a aquellos que pusieron el dinero para comprarle al Banco ese paquete de préstamos depende única y exclusivamente de la capacidad de cobro de los prestatarios.
Y es en ese punto donde reside su fortaleza, en la gran capacidad de abogados, y conseguidores que rondan alrededor del "buitre" para lograr que la presa pague, y eso, en estos días inciertos donde la crisis ahoga más que nunca no puede ser sino una muy mala noticia.
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