Vaya semana que llevamos, la prima de riesgo desbocada alcanza los 540 puntos básicos de diferencial sobre el bono alemán a 10 años, la bolsa rompiendo mínimos día tras día y lo que nos faltaba, Mariano Rajoy abriendo la boca para contarnos algo que ni nosotros ni aquellos que nos prestan el dinero no creemos, menudo panorama.
Lo primero que el Presidente del Gobierno nos ha contado y que ha empezado a hacer subir la barra de pan es que hay que seguir con las reformas estructurales, ¿pero de cuáles habla?, lleva 6 meses en el cargo y llevamos 3 reformas financieras y cada semana tiene que aparecer el gobierno con más dinero para tapar nuevos agujeros. Y no sólo queda dibujado con esas palabras, sino porque las dice al día siguiente en el que la UE de los viajes en preferente y no me quiero bajar el sueldo se reune para absolutamente nada, para que unos digan una cosa, Alemania, otros otra, Francia, y todos para casa. Reformular esa casa con agujeros sí que sería una reforma estructural de verdad.
Lo segundo y más desternillante, entonces fue cuando el kilo de pan alcanzó cotas nunca vistas en su precio, fue cuando nos intentó colar que la intervención de Bankia, casi 25.000 millones de euros, no tenía nada que ver con la subida de la prima de riesgo, increíble. En un estado en el que el déficit presupuestario (ingresos del estado menos lo que gasta) es de entorno a los 100.000 millones, añadir ahora 25.000 nuevos que tenemos que financiar y que pedir prestados no tiene efecto en la prima de riesgo es para partirnos de risa si no fuera porque Mariano Rajoy es presidente de gobierno y con nuestras subidas de impuestos mantenemos aun el comercio abierto.
Un despropósito en toda regla la aparición del Presidente del Gobierno en la sede del Partido Popular, no entiendo porqué no lo hizo desde Moncloa, contando cuentos que lo único que provocan es más decepción en su país, y una risa malévola de un tipo de Virginia que con la incapacidad de nuestros políticos para enderezar el rumbo de Europa se está haciendo de oro con nuestra desdicha.
miércoles, 30 de mayo de 2012
miércoles, 23 de mayo de 2012
Alemania no nos va a ayudar, dice no a los Eurobonos
Esta noche debaten los lideres europeos fórmulas que reactiven el crecimiento de la zona Euro con el objeto de reducir el paro y hacer más estable la financiación.
Lo que muchos no saben es que esta cumbre no es sino una forma más de despilfarrar el dinero del contribuyente, que por cierto, ya está bastante harto de ver cómo se lo quitan de su bolsillo.
Es cierto que el nuevo presidente de la República francesa ha entrado con fuerza solicitando la emisión de eurobonos como fórmula para estabilizar las finanzas, pero esta noche se dará de bruces con la realidad del IV Reich alemán.
Y es que a Alemania no le interesa esta emisión solidaria europea por varios motivos, primero, mientras que a España o Italia les cuesta financiarse a más del 6% a un plazo de 10 años, Alemania ha llegado a recibir dinero (coste negativo) por sus emisiones de deuda, es decir, los inversores le pagan a ella por dejarles invertir en sus activos. Y segundo porque con este sistema de emisiones conjuntas Alemania pagaría por aquellas economías más débiles sobre las que a fecha de hoy aun no ha logrado imponerse mediante sus "Panzer Decisions".
Entiendo por ello que Alemania, la industria pesada alemana, no quiera solidarizar las pérdidas y ganancias, sino que las pérdidas para los griegos, italianos y españoles, mientras que ellos siguen conquistando su espacio vital económico a coste mínimo.
Lo que parece que no han entendido que hace 70 años el intento de supremacía económica sobre el continente nos llevó a dos guerras (las guerras siempre son por el control de los recursos) y al desastre, esperemos que esta vez la sangre no llegue al río y que los políticos no se dejen cegar por su nacionalismo económico y apueste por una mejor y más europea Europa.
Lo que muchos no saben es que esta cumbre no es sino una forma más de despilfarrar el dinero del contribuyente, que por cierto, ya está bastante harto de ver cómo se lo quitan de su bolsillo.
Es cierto que el nuevo presidente de la República francesa ha entrado con fuerza solicitando la emisión de eurobonos como fórmula para estabilizar las finanzas, pero esta noche se dará de bruces con la realidad del IV Reich alemán.
Y es que a Alemania no le interesa esta emisión solidaria europea por varios motivos, primero, mientras que a España o Italia les cuesta financiarse a más del 6% a un plazo de 10 años, Alemania ha llegado a recibir dinero (coste negativo) por sus emisiones de deuda, es decir, los inversores le pagan a ella por dejarles invertir en sus activos. Y segundo porque con este sistema de emisiones conjuntas Alemania pagaría por aquellas economías más débiles sobre las que a fecha de hoy aun no ha logrado imponerse mediante sus "Panzer Decisions".
Entiendo por ello que Alemania, la industria pesada alemana, no quiera solidarizar las pérdidas y ganancias, sino que las pérdidas para los griegos, italianos y españoles, mientras que ellos siguen conquistando su espacio vital económico a coste mínimo.
Lo que parece que no han entendido que hace 70 años el intento de supremacía económica sobre el continente nos llevó a dos guerras (las guerras siempre son por el control de los recursos) y al desastre, esperemos que esta vez la sangre no llegue al río y que los políticos no se dejen cegar por su nacionalismo económico y apueste por una mejor y más europea Europa.
viernes, 18 de mayo de 2012
Cómo perder más dinero todavía: Salida a bolsa de Bankia
Si hace unos meses comentábamos la nefasta operación bursátil que para algunos ahorradores supuso la salida a bolsa de Banca Cívica, hoy nos toca hacer referencia a Bankia, su hermana mayor y que mayores pérdidas acumula tras la "no intervención" del gobierno de España.
Y es que no hace ni un año, la operación se realizó a mediados de julio de 2011, que como imagen de fortaleza del sistema bancario español se efectuaba la colocación de un paquete del entorno del 50% de Bankia, el resto continuaría en manos de las cajas de ahorro a través del Banco Financiero y de Ahorro.
La operación fue difícil, incluso se retrasó en multitud de ocasiones dada la dificultad de colocar a inversores institucionales una entidad con cierto tufillo a digamos, sector inmobiliario. El precio de la colocación, 3,75 euros por acción, suponía un descuento del 60% sobre el valor en libros y era una concesión a los inversores más precavidos que desconfiaban de la operación.
Dada la dificultad de encontrar inversores institucionales tan poco dispuestos a creerse las cuentas la entidad decidió lo más sencillo, una colocación dura entre los casi 10 millones de clientes de la entidad, con una fuerte presión sobre las oficinas, los teléfonos sacaban humo aquellas tardes.
Al final la operación se pudo realizar, casi medio millón de ahorradores confiados en sus gestores de toda la vida dejaban sus ahorros en manos del valor de la entidad, desde entonces su camino no se puede decir que haya sido un camino de rosas.
Durante los primeros días el valor, a diferencia del sector, se mantuvo estable, los agentes colocadores hacían bien su trabajo defendiendo la ventas con compras y dando cierta tregua al valor. Cuando dicha coraza desapareció empezó su lento declinar hasta alcanzar en estos días una caída de vértigo tras la "no intervención".
Un ahorrador que comprara aconsejado por sus asesor financiero Bankias a 3.75 ha podido ver cómo su acción tocaba ayer jueves 17 de mayo los 1,45 euros por acción, había perdido más del 60% de su inversión en menos de un año, para echarse a temblar.
Y es que todo esto se ha realizado sin un mínimo de control ni del Banco de España ni de la CNMV, que han visto una vez más cómo miles de ahorradores pierden sus ahorros mal aconsejados por sus bancos y sin que los organismo reguladores hagan su trabajo, pero es que aquí llegamos al punto de siempre, si los directivos de las cajas son políticos y a los reguladores los colocan los políticos... una vez más sabemos quienes no van a perder, los políticos.
Y es que no hace ni un año, la operación se realizó a mediados de julio de 2011, que como imagen de fortaleza del sistema bancario español se efectuaba la colocación de un paquete del entorno del 50% de Bankia, el resto continuaría en manos de las cajas de ahorro a través del Banco Financiero y de Ahorro.
La operación fue difícil, incluso se retrasó en multitud de ocasiones dada la dificultad de colocar a inversores institucionales una entidad con cierto tufillo a digamos, sector inmobiliario. El precio de la colocación, 3,75 euros por acción, suponía un descuento del 60% sobre el valor en libros y era una concesión a los inversores más precavidos que desconfiaban de la operación.
Dada la dificultad de encontrar inversores institucionales tan poco dispuestos a creerse las cuentas la entidad decidió lo más sencillo, una colocación dura entre los casi 10 millones de clientes de la entidad, con una fuerte presión sobre las oficinas, los teléfonos sacaban humo aquellas tardes.
Al final la operación se pudo realizar, casi medio millón de ahorradores confiados en sus gestores de toda la vida dejaban sus ahorros en manos del valor de la entidad, desde entonces su camino no se puede decir que haya sido un camino de rosas.
Durante los primeros días el valor, a diferencia del sector, se mantuvo estable, los agentes colocadores hacían bien su trabajo defendiendo la ventas con compras y dando cierta tregua al valor. Cuando dicha coraza desapareció empezó su lento declinar hasta alcanzar en estos días una caída de vértigo tras la "no intervención".
Un ahorrador que comprara aconsejado por sus asesor financiero Bankias a 3.75 ha podido ver cómo su acción tocaba ayer jueves 17 de mayo los 1,45 euros por acción, había perdido más del 60% de su inversión en menos de un año, para echarse a temblar.
Y es que todo esto se ha realizado sin un mínimo de control ni del Banco de España ni de la CNMV, que han visto una vez más cómo miles de ahorradores pierden sus ahorros mal aconsejados por sus bancos y sin que los organismo reguladores hagan su trabajo, pero es que aquí llegamos al punto de siempre, si los directivos de las cajas son políticos y a los reguladores los colocan los políticos... una vez más sabemos quienes no van a perder, los políticos.
martes, 15 de mayo de 2012
Rodrigo Rato, el principio es el fin
Esta semana la noticia económica de la nacionalización de Bankia no ha dejado de ser cabecera de todos los periódicos, su ex-presidente, Rodrigo Rato, ha visto cerrarse el circulo que comenzó en 1996 con su primer ministerio de economía del gabinete Aznar, esta es su historia.
Y es que en 1996 el Partido Popular vence en la elecciones a Felipe González, y tras 14 años de gobiernos socialistas se da la alternancia. José María Aznar nombra a Rodrigo Rato ministro de economía y hacienda con una labor por delante, que España entre en el Euro.
Durante esta primera legislatura se ponen las bases de una economía más liberal, se privatizan Endesa, Argentaria, Repsol, Telefónica etc... El estado adelgaza con el objetivo de cumplir con Maastricht.
Apoyado por entonces por la entrada en el euro y con la posibilidad de acceder al dinero a tipos nunca vistos en España (a finales de los ochenta y principios de los noventa el coste del dinero estaba por encima del 12%) comenzó a crear la burbuja que hoy conocemos.
Los bancos comenzaron a prestar todo el dinero que no tenían pero que no les costaba pedir prestado, las empresas comenzaron a contratar más trabajadores en sectores intensivos en mano de obra, construcciones principalmente, lo cual creó un efecto llamada en la inmigración Latinoamericana que echó más leña al fuego.
Con esta situación Aznar decidió optar por Mariano Rajoy como candidato a la presidencia del gobierno y Rodrigo Rato tuvo su exilio dorado como presidente del FMI con categoría de jefe de estado y un saldo en consonancia.
Razones personales le obligaron a dejar la presidencia del FMI y volver a España, su futuro entonces tras pasar por diferentes consejos es Caja Madrid, una caja que tras la lucha entre la presidenta provincial y Gallardón termina con Rato como presidente de consenso. La crisis ya estaba ahí.
Entonces en plena explosión de la burbuja los jefes del PP pretenden crear su gran caja, Bankia, una caja superior en tamaño a La Caixa, foco del poder en Barcelona, lo que los políticos no quisieron ver es que la suma de dos gigantes con pies de barro no es un gigante mayor, sino una nacionalización de difícil trago como la que tenemos por delante ahora.
Rodrigo Rato fue el gran artífice de la entrada de España en el euro, del salto en calidad de vida de este país, sin embargo, con la nacionalización de su Bankia la semana pasada surge la duda de si todo ese gran crecimiento no fue sino el resultado de un dinero fácil que cuando se terminó mostró las vergüenzas de España, él ahora ya lo sabe.
Y es que en 1996 el Partido Popular vence en la elecciones a Felipe González, y tras 14 años de gobiernos socialistas se da la alternancia. José María Aznar nombra a Rodrigo Rato ministro de economía y hacienda con una labor por delante, que España entre en el Euro.
Durante esta primera legislatura se ponen las bases de una economía más liberal, se privatizan Endesa, Argentaria, Repsol, Telefónica etc... El estado adelgaza con el objetivo de cumplir con Maastricht.
Apoyado por entonces por la entrada en el euro y con la posibilidad de acceder al dinero a tipos nunca vistos en España (a finales de los ochenta y principios de los noventa el coste del dinero estaba por encima del 12%) comenzó a crear la burbuja que hoy conocemos.
Los bancos comenzaron a prestar todo el dinero que no tenían pero que no les costaba pedir prestado, las empresas comenzaron a contratar más trabajadores en sectores intensivos en mano de obra, construcciones principalmente, lo cual creó un efecto llamada en la inmigración Latinoamericana que echó más leña al fuego.
Con esta situación Aznar decidió optar por Mariano Rajoy como candidato a la presidencia del gobierno y Rodrigo Rato tuvo su exilio dorado como presidente del FMI con categoría de jefe de estado y un saldo en consonancia.
Razones personales le obligaron a dejar la presidencia del FMI y volver a España, su futuro entonces tras pasar por diferentes consejos es Caja Madrid, una caja que tras la lucha entre la presidenta provincial y Gallardón termina con Rato como presidente de consenso. La crisis ya estaba ahí.
Entonces en plena explosión de la burbuja los jefes del PP pretenden crear su gran caja, Bankia, una caja superior en tamaño a La Caixa, foco del poder en Barcelona, lo que los políticos no quisieron ver es que la suma de dos gigantes con pies de barro no es un gigante mayor, sino una nacionalización de difícil trago como la que tenemos por delante ahora.
Rodrigo Rato fue el gran artífice de la entrada de España en el euro, del salto en calidad de vida de este país, sin embargo, con la nacionalización de su Bankia la semana pasada surge la duda de si todo ese gran crecimiento no fue sino el resultado de un dinero fácil que cuando se terminó mostró las vergüenzas de España, él ahora ya lo sabe.
martes, 8 de mayo de 2012
Banqueros: José Ignacio Goirigolzarri
En todo este embrollo en el que se ha convertido Bankia, hay dos nombres que salen a escena en todo momento, Rodrigo Rato, ex-Presidente del FMI y José Ignacio Goirigolzarri, ex-consejero delegado del BBVA. Dado que el primero cede (ó le obligan a ceder, nunca lo sabremos), hoy nos vamos a centrar en el segundo.
José Ignacio Goirigolzarri lleva más de 30 años en el mundo bancario, con especial conocimiento de la banca comercial, la de oficina a pie de calle. Él fue el que en 1990, en un momento en el que el BBV hacía aguas ante la crisis institucional surgida de la fusión del Bilbao y el Vizcaya, (con muerte de uno de los presidentes en EEUU incluida), lanza el Libretón, un producto de ahorro que dio nueva vida a la entidad y le permitió captar más de 750.000 nuevos clientes.
Es a partir de entonces cuando comienza su ascensión en el banco, Comité de Dirección de BBV, Dirección General de BBVA y Consejero Delegado. Ese fue el puesto más alto que alcanzó, y es que, a pesar de los éxitos que lograba en banca minorista, hoy mismo el informe de estrategia de Banco Santander dice de él que es la persona que ha librado al BBVA de todo el problema del ladrillo, el cuasi septuagenario presidente ni a corto ni a medio plazo se encontraba por la labor de permitirle acceder a la presidencia por sus méritos. Fue ese el momento en el que decidió abandonar la entidad en la que había trabajado desde que en 1978 entrara en el área de planificación estratégica del Banco de Bilbao.
Goiri, como se le conoce, pertenece a la escuela de otro grande de la banca española, Pedro Luis Uriarte, ex-consejero delegado de BBVA y artífice del crecimiento de la entidad en la década de los 90 y la compra de bancos en Latinoamérica, entre ellos Bancomer, una compra que algún cargo actual no quiso aceptar y de la que ahora no deja de vanagloriarse.
Ahora José Ignacio Goirigolzarri se convertirá en el próximo presidente de la nacionalizada Bankia, una vez que los consejos de administración de la entidad bancaria y su matriz, Banco Financiero y de Ahorros, aprueben su nombramiento.
Dicen los que le conocen que "es un trabajador incansable y que lleva los balances bancarios en las venas", una "persona afable y encantadora" y que si de algo careció en su momento fue de saber hacerse ver y valorar, y es que en este mundo traidor importa menos lo que vales y más lo que te haces valer. Es así
José Ignacio Goirigolzarri lleva más de 30 años en el mundo bancario, con especial conocimiento de la banca comercial, la de oficina a pie de calle. Él fue el que en 1990, en un momento en el que el BBV hacía aguas ante la crisis institucional surgida de la fusión del Bilbao y el Vizcaya, (con muerte de uno de los presidentes en EEUU incluida), lanza el Libretón, un producto de ahorro que dio nueva vida a la entidad y le permitió captar más de 750.000 nuevos clientes.
Es a partir de entonces cuando comienza su ascensión en el banco, Comité de Dirección de BBV, Dirección General de BBVA y Consejero Delegado. Ese fue el puesto más alto que alcanzó, y es que, a pesar de los éxitos que lograba en banca minorista, hoy mismo el informe de estrategia de Banco Santander dice de él que es la persona que ha librado al BBVA de todo el problema del ladrillo, el cuasi septuagenario presidente ni a corto ni a medio plazo se encontraba por la labor de permitirle acceder a la presidencia por sus méritos. Fue ese el momento en el que decidió abandonar la entidad en la que había trabajado desde que en 1978 entrara en el área de planificación estratégica del Banco de Bilbao.
Goiri, como se le conoce, pertenece a la escuela de otro grande de la banca española, Pedro Luis Uriarte, ex-consejero delegado de BBVA y artífice del crecimiento de la entidad en la década de los 90 y la compra de bancos en Latinoamérica, entre ellos Bancomer, una compra que algún cargo actual no quiso aceptar y de la que ahora no deja de vanagloriarse.
Ahora José Ignacio Goirigolzarri se convertirá en el próximo presidente de la nacionalizada Bankia, una vez que los consejos de administración de la entidad bancaria y su matriz, Banco Financiero y de Ahorros, aprueben su nombramiento.
Dicen los que le conocen que "es un trabajador incansable y que lleva los balances bancarios en las venas", una "persona afable y encantadora" y que si de algo careció en su momento fue de saber hacerse ver y valorar, y es que en este mundo traidor importa menos lo que vales y más lo que te haces valer. Es así
sábado, 5 de mayo de 2012
Japón y su década perdida.
Llevamos un tiempo en el que Japón sólo sale en los medios de comunicación por la catástrofe del terremoto y los problemas de la central nuclear de Fukushima, pero hubo un tiempo como nunca antes había existido, en que Japón vivía en una situación económica extraordinaria que parecía no tener fin, hasta que lo tuvo.
Tras el fin de la segunda guerra mundial, Japón era un país devastado, había perdido todo el imperio que le surtía de materias primas y sobre su suelo habían arrojado dos bombas atómicas que destrozaron todo lo que encontraron; el país parecía no tener ningún futuro, pero lo tuvo.
En pocos años se reconstruyó prácticamente todo el país y en la década de los cincuenta crecía a una tasa anual del 10 por ciento, una velocidad que ninguna nación capitalista había conseguido nunca hasta entonces. Este crecimiento era producto de la exportación, las marcas como Sony, Honda, o el banco Mitsubishi eran los primeros de la clase en cada uno de sus sectores, y muchos países y competidores vieron en el milagro Japonés, convertido en segunda economía tras los EEUU un durísimo rival.
Entonces comenzaron a llegar los problemas y es que motivado por el enorme flujo de ventas el yen se apreció y las exportaciones se volvieron más caras y menos competitivas. A mediados de los años setenta con un dólar sólo se compraban 210 yenes, no los 360 anteriores. A finales de los 80 dicha tipo de cambio alcanzaba sólo los 120 yenes. Las tasas de crecimientos de dos dígitos se redujeron a medias que rondaban el 5 por ciento en los años setenta y un 4 por ciento en los ochenta.
Y entonces la burbuja explotó, en 1989, el Nikkei alcanzó su punto máximo a 38.916 y desde entonces sólo acumula caída tras caída, hoy en día, una década después de la "década perdida" el Nikkei todavía está aún por debajo del 70% desde su máximo y el mercado inmobiliario sigue alcanzando sólo el 40% de sus valores máximos 1990.
Si nos centramos en lo que hicieron los políticos y lo comparamos con los nuestros de hoy en día la igualdad es clara. El Banco de Japón esperó casi 18 meses antes de recortar las tasas de interés (el BCE incluso los subió en un primer momento) y no fue hasta mediados de 1990 que las bajó hasta el 0,5%, (actualmente en Europa están en el 1% y con expectativas de nuevos recortes).
Más adelante el gobierno japonés comenzó a inyectar miles de millones de yenes en la economía, (como las subastas a coste mínimo de la banca y a un plazo de tres años que realiza el BCE actualmente) pero para entonces Japón ya estaba en la crisis de larga duración que se conoce como la "década perdida".
Si toda esta burbuja, su explosión y la actuación de los políticos os suena creo que estamos todos en situación de imaginar que quizás esta crisis global, y la crisis española en particular, tienen mucho de paralelismo con la japonesa, esperemos que sepamos verlo y actuar en consecuencia, de lo contrario aun nos quedan muchos años de sufrimiento.
Tras el fin de la segunda guerra mundial, Japón era un país devastado, había perdido todo el imperio que le surtía de materias primas y sobre su suelo habían arrojado dos bombas atómicas que destrozaron todo lo que encontraron; el país parecía no tener ningún futuro, pero lo tuvo.
En pocos años se reconstruyó prácticamente todo el país y en la década de los cincuenta crecía a una tasa anual del 10 por ciento, una velocidad que ninguna nación capitalista había conseguido nunca hasta entonces. Este crecimiento era producto de la exportación, las marcas como Sony, Honda, o el banco Mitsubishi eran los primeros de la clase en cada uno de sus sectores, y muchos países y competidores vieron en el milagro Japonés, convertido en segunda economía tras los EEUU un durísimo rival.
Entonces comenzaron a llegar los problemas y es que motivado por el enorme flujo de ventas el yen se apreció y las exportaciones se volvieron más caras y menos competitivas. A mediados de los años setenta con un dólar sólo se compraban 210 yenes, no los 360 anteriores. A finales de los 80 dicha tipo de cambio alcanzaba sólo los 120 yenes. Las tasas de crecimientos de dos dígitos se redujeron a medias que rondaban el 5 por ciento en los años setenta y un 4 por ciento en los ochenta.
Y entonces la burbuja explotó, en 1989, el Nikkei alcanzó su punto máximo a 38.916 y desde entonces sólo acumula caída tras caída, hoy en día, una década después de la "década perdida" el Nikkei todavía está aún por debajo del 70% desde su máximo y el mercado inmobiliario sigue alcanzando sólo el 40% de sus valores máximos 1990.
Si nos centramos en lo que hicieron los políticos y lo comparamos con los nuestros de hoy en día la igualdad es clara. El Banco de Japón esperó casi 18 meses antes de recortar las tasas de interés (el BCE incluso los subió en un primer momento) y no fue hasta mediados de 1990 que las bajó hasta el 0,5%, (actualmente en Europa están en el 1% y con expectativas de nuevos recortes).
Más adelante el gobierno japonés comenzó a inyectar miles de millones de yenes en la economía, (como las subastas a coste mínimo de la banca y a un plazo de tres años que realiza el BCE actualmente) pero para entonces Japón ya estaba en la crisis de larga duración que se conoce como la "década perdida".
Si toda esta burbuja, su explosión y la actuación de los políticos os suena creo que estamos todos en situación de imaginar que quizás esta crisis global, y la crisis española en particular, tienen mucho de paralelismo con la japonesa, esperemos que sepamos verlo y actuar en consecuencia, de lo contrario aun nos quedan muchos años de sufrimiento.
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