miércoles, 3 de abril de 2013

Francia, la nueva España

Francia es un gran país, tiene un sistema político estable, una historia intachable de defensa de los ideales de la República con la igualdad, libertad y fraternidad y quizás lo más importante una gran clase media que sostiene un muy generoso estado del bienestar.



Sin embargo todo esto se puede venir abajo si a los ruidos de sable que últimamente suenan en la prensa económica anglo-sajona hacemos caso. Desde que “The Economist” publicara en noviembre un reportaje muy crítico (The time-bomb at the heart of Europe) sobre la situación de Francia, las noticias sobre la economía gala no han sido en absoluto positivas, y mucho menos si las comparamos con su vecino al otro lado del Rin.

El paro en Francia ha sido del 10,3% a finales de 2012 frente al 5,5% alemán, mientras la rigidez del presupuesto cuadra las cuentas de la República Federal Alemana, el déficit del estado galo ha alcanzado el 4,6% del PIB y mientras que la deuda alemana no deja de descender, se estima que el dinero que el Elíseo haya tomado prestado hasta 2015 alcance el 95% del PIB frente al 90,3% actual.

Desde luego que toda esta cantidad de cifras no pueden sino verse como un paraíso para las pseudo intervenidas España e Italia, donde cada día nos despertamos con un ojo en la prima de riesgo y otro en la próxima emisión de deuda que se debe realizar para que el estado siga funcionando.

Pero al gobierno francés hay que reconocerle algo, y es su apuesta por los servicios sociales, tan recortados en el sur de Europa y por su tímida voz pidiendo el fin de la austeridad y el retorno al papel que el estado debe tener en la creación de riqueza en la nación, Keynesianismo en estado puro. Por ejemplo, las medidas de política económica adoptadas por el gobierno Hollande, como la creación de 160.000 empleos públicos subvencionados, van en la dirección opuesta a las dictadas por ese ideal de austeridad marcado por Angela Merkel, y qué decir del aumento de la tasa impositiva a aquellas personas con ingresos por encima del millón de euros. El que más ha recibido de su país es el que más debe devolverle, es su lema.

Veremos si las políticas francesas llegan a buen puerto y generan el crecimiento esperado, de lo contrario tendrán que virar de la misma manera que Rodríguez Zapatero tuvo que hacer en España, y dar la espalda a la igualdad y al fraternidad que aparece en su divisa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario