La caída en las ventas de viviendas y el record en el importe total concedido sobre hipotecas están haciendo temblar la economía canadiense justo cuando el presidente del banco central prepara su traslado hacia la city de Londres como presidente del Banco Central de Inglaterra.
Y es que si hay una economía que ha superado claramente la crisis esta es la canadiense, mientras al sur de su frontera los banco estadounidenses caían uno tras otro, la buena regulación y la capacidad exportadora de un país de no más de 34 millones de habitantes, han provocado que las estadísticas sitúen a este país entre los primeros en los índices más importantes, tanto de desarrollo humano como de renta per cápita.
Sin embargo, al igual que pasó en España con la burbuja inmobiliaria, esto puede tener los días contados. Al igual que ocurría en España, la construcción lo ocupa todo, según la página web SkyscraperPage.com, Toronto, tenía durante el pasado mes de agosto 144 rascacielos en construcción, más que cualquier otra ciudad del mundo, incluidas las metrópolis chinas.
El origen del momento actual de la economía canadiense se inicia con la actual crisis económica, el presidente del banco central, Mark Carney, decidió rebajar los tipos de interés 400 puntos básicos hasta el 0,25%, lo que hizo que el tipo final de las hipotecas (en norteamérica la mayoría de las hipotecas son a tipo fijo a diferencia de España) se quedara en el 3%. Animados por estos tipos tan bajos los canadienses se lanzaron de forma desaforada a comprar casas, a continuación van algunos datos que no hacen sino reforzar (algunos) de los paralelismos con España:
-Durante los últimos 10 años, el precio de la vivienda ha subido un 82%, motivado por los incentivos del gobierno y los bajos tipos de interés.
-El precio medio de un adosado en la ciudad de Vancouver es de 1,15 millones de dólares canadienses, desde 2005 este precio se ha doblado.
-La construcción de nuevas viviendas desde abril de 2009 a abril 2012 ha crecido un 142%.
Desde luego que las similitudes entre las economías española y canadiense acaban ahí, pero cabe destacar el enorme daño que la burbuja inmobiliaria ha causado y causa en España, por lo que no está de más alertar sobre este país norteamericano.
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