Él es el halcón principal que desde la azotea de la planta 40 de la Euro tower de Frankfurt vigila que la ortodoxia fiscal alemana se cumpla, y no te engañes, a pesar de su aspecto de banquero que no ha roto nunca un plato se esconde la única persona que puede hacer parecer a Angela Merkel como la gran amiga de los vecinos del sur, él es Jens Weidmann.
Nació en el estado de Renania del Norte-Westfalia en 1968, y desarrolló sus estudios y sus primeros trabajos en el sector financiero a caballo entre Alemania y Francia, es por ello que su nombramiento como sucesor de Axel Weber en la presidencia del Bundesbank alemán y por lo tanto de su puesto dentro del consejo del Banco Central Europeo fue visto desde el principio como una pieza más del proceso de reparto de la presidencia del banco central entre franceses y alemanes.
Sin embargo tras el abandono de Jean Claude Trichet de la presidencia no fue él sino Mario Draghi, un antiguo alumno jesuita quien ocupó la presidencia del organismo europeo, fue en ese momento cuando Jens Weidmann comenzó a aglutinar bajo sus alas a todos aquellos detractores de la filosofía Draghi, esa que se resume en “haré todo lo necesario para salvar al euro. Y creanme será suficiente”.
Desde entonces hemos observados las operaciones masivas de inyecciones de liquidez al sistema bancario europeo a través de entre otros, las dos subastas de liquidez a 3 años por las que inyectó el equivalente al PIB de España, la compra de bonos de países en dificultades, el rescate parcial al sistema financiero español o líneas de liquidez "extras" para entidades en dificultades.
Todo esto hay que reconocerlo ha servido para calmar a los mercados, sin embargo, los representantes de los países AAA, Austria Alemania, Holanda ó Finlandia entre otros, y liderados por Jens Weidmann, consideran todo esto una irresponsabilidad ya que creen que el BCE se está llenando de bonos, de papel de países en problemas que en caso de quiebra no van a valer nada y que por lo tanto podrían llevar a la quiebra del banco central.
Hoy por hoy estamos en una tregua en dicha batalla, ya que estamos en año electoral en Alemania y nada podría perjudicar más la reelección de la canciller Merkel que problemas en "su" banco central, donde se cocinan las grandes recetas de austeridad que tanto gustan más allá del Rin.
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