Hace siglos las tensiones entre las grandes potencias se libraban en el campo de batalla, eran guerras por el control de los recursos tanto naturales como humanos, y en esas ha estado la humanidad durante los últimos 5 milenios.
Sin embargo, en el siglo XXI, las guerras se libran sentados frente a las pantallas de ordenadores con un ojo puesto en la pantalla de Bloomberg y otro en la de Reuters, intentando adivinar las próximas medidas de los gobiernos americano, chino, europeo y japonés, y esto es macroeconomía.
Los americanos y japoneses, sobre todo estos últimos, llevan años con tipos de intervención por parte de sus gobiernos centrales cercanos a 0, con esto logran en cierta medida reactivar la producción de bienes y servicios vía exportaciones, por una parte el dinero es tan barato que pedir prestado sale a cuenta y por otra los inversores no ven atractivo en invertir en activos con tan poca rentabilidad. Cuál es el problema? que se genera inflación, al menos en teoría, ya que Japón lleva décadas con tipos cero y a la inflación ni se la ve, ni se la espera.
Frente a esto los chinos qué hacen, pues lo de siempre, seguir vendiendo a manos llenas, producir producir y seguir produciendo 7 días a la semana 24 horas al día. De esta manera llenan su banco central de divisas, dólares principalmente. Y qué hace con estos dólares el Partido Comunista de China? pues muy sencillo ser el principal acreedor de los EE.UU. Se calcula que en agosto de 2012, el país que preside Barack Obama, debía al gigante asiático 1.154 billones en bonos estadounidenses. Sólo de pensar en lo que supondría que China pusiera a la venta sólo un porcentaje de ese importe hace que el crack del 29 parezca un juego de niños.
Y de mientras qué hace Europa? pues nada, las tropas alemanas apostadas en el piso 40 de la EuroTower de Franckfort han impuesto el férreo ahorro a las cuentas comunitarias, lo que provoca una reducción de la inversión y por lo tanto del consumo al caer la confianza de los ciudadanos en el futuro. La tan temida inflación que los germanos tienen tan interiorizada desde la década de los años 20 es el leitmotiv de sus actuaciones y mientras el mundo se despierta cada día con unos jugadores que saben perfectamente a qué jugar, y qué decisiones tomar para lograrlo Europa pierde día a día su peso en el mundo. Cada día cuenta.
Mucho tendrán que cambiar las tornas pero la batalla de las divisas, de la gestión de los recursos naturales y humanos y el sacrificio de sus ciudadanos es algo que vuela desde el eje atlántico al eje pacífico, allí están los nuevos vencedores de la guerra del siglo XXI.
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