martes, 11 de septiembre de 2012

Reforma fiscal a la francesa

Dentro del mar tranquilo en que estos días se mueven los mercados y las primas de riesgo, el presidente de la República francesa acaba de hacer público el mayor ajuste fiscal en 30 años. El objetivo es ahorrar por importe de 10.000 millones de euros y aumentar la recaudación por importe de 20.000 millones, si algo se puede leer entre líneas es que comienzan los retoques para que el estado francés y su déficit crónico no sean el próximo gran objetivo de los especuladores.



François Hollande alcanzó la presidencia con una visión diferente de la forma de salir de la crisis basado en una mayor presencia del estado y del gasto público en un intento de reactivar la economía, sin embargo, pocos meses ha tardado en darle la vuelta a la tortilla y en comenzar a cambiar pequeñas cosas en la siempre tranquila vida política y económica francesa.

A diferencia de España el poder de los sindicatos en Francia es muy poderoso, el sector público cuanto con incluso más funcionarios que en España y el estado aún conserva el poder en todas aquellas empresas que considera vitales para el desarrollo del país, energía, automoción etc...

Esta gran estructura ha sido siempre la principal losa para las cuentas públicas, ya que el estado francés prácticamente no ha disfruta de un ejercicio con superávit en toda la vida de la V República.

Es por todo esto que el presidente ha comenzado con su particular vía de cambio de todas estas estructuras, para cambiarlo todo y que todo siga igual. Es en este sentido en el que aparece la medida de creación del tipo impositivo del 75% para todas aquellas rentas superiores al millón de euros. Medida poco efectiva pero de gran importancia, ya que trasmite a la ciudadanía la idea de que quien más tiene más debe aportar, algo que no siempre ocurre.

Sin ir más lejos España es ejemplo de todo lo contrario, mientras se suben los tipos impositivos de multitud de gravámenes e impuestos, el gobierno de centro derecha ha elaborado una reforma fiscal que permite a los defraudadores una limpieza del capital evadido sin coste alguno para el estafador, mientras que no se le ocurra al españolito de a pie cometer una infracción nimia en comparación con la evasión de capitales, entonces sí, entonces conocerá la multa, el recargo y los intereses abusivos con los que el estado premia a sus ciudadanos de segunda.

 

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