Tras la convención republicana en Florida que no ha logrado aupar a Mitt Romney en las encuestas se nos presenta estos días la reunión de los demócratas en Carolina del Sur.
Las convenciones son esos grandes eventos políticos que se realizan a mayor gloria de los candidatos de cada partido, y como todo en EEUU se realizan a lo grande, miles de delegados llegados de cada rincón de la unión, medios de comunicación con conexiones en directo y simpatizantes repletos de chapas de un burro o un elefante en la solapa.
Cuatro años después Barack Obama cambia Denver, Oregon, un estado profundamente demócrata por Charlotte, Carolina del Sur, un estado republicano. La vida cambia, que decía la canción, y la gran esperanza negra aun está por demostrarlo, se encontró un estado devastado por 8 años de una presidencia hecha por y para los ricos contribuyentes del partido republicano que ha dejado al mundo con el germen y la explosión de la gran crisis financiera de 2007.
La carrera a dos meses del día de las elecciones no puede estar más empatada, las causas las podemos encontrar más en el debe de los candidatos que en el haber. Por un lado tenemos a un mormón ex gobernador del estado más liberal, Massachusets, que se presenta en las filas del partido conservador, y que ya durante las primarias no logró en ningún momento conectar con las bases blancas y episcopalianas del medio oeste americano, su granero de votos. Mientras que por el otro, el Presidente no ha sabido o no ha podido disfrutar de una mandato placentero, en 2010 los republicanos lograban la mayoría en la cámara de representantes y comenzaron lo que allí se conoce como la guerra de los filibusteros torpedeando las iniciativas sociales del presidente, dejándolo siempre a merced de pactos cocinados que han decepcionado a sus bases más liberales.
La carrera no ha hecho más que comenzar, el premio para el vencedor ser el lider del mundo libre, veremos quién gana
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