Hay que reconocer que los inversores en bolsas asiáticas están de enhorabuena, a pesar de unos días en los que hemos visto caídas de hasta el 7%, el índice Nikkei sube un 70% en seis meses, y el principal culpable de dicha subida es el primer ministro, Shinzo Abe.
Y es que desde la elección de Haruhiko Kuroda como presidente del Banco Central, el primer ministro ha puesto en marcha un plan consistente en duplicar la masa monetaria hasta lograr una inflación del 2%, es decir, darle a la máquina de imprimir billetes hasta inundar el mundo de yenes.
Motivado por esta agresiva política monetaria, Japón ha logrado un aumento interanual de su PIB del 3,5%, causado, como no podía ser de otra manera por el repunte de las exportaciones. Desde la publicación de la noticia de comienzo de la fase monetaria expansiva, la divisa nipona se ha depreciado de los 72 yenes por dólar que cotizaba en septiembre a los 102 actuales.
Y hasta aquí las buenas noticias....
Las malas son las derivadas del mercado de renta fija, de los bonos que el gobierno ya ha emitido, ya que la verdad es que la depreciación de la divisa hace que los inversores internacionales, que cobran en yenes e inmediatamente efectúan el cambio a su divisa nacional, ven mermada su inversión y venden, no es que sea enormemente significativo dicho efecto, pero no deja de ser menos cierto que la rentabilidad exigida al bono se ha disparado hasta llegar al 1%.
Sin olvidar el dato más significativo de la economía japonesa, si en Europa o Estados Unidos nos asustamos con cifras de deuda sobre PIB del 100%, en Japón el valor de la deuda emitida por el gobierno alcanza el 240%, y no es difícil entender que el efecto en semejante masa de una subida de un 1 p.b. puede ser demoledor en las cuentas nacionales.
La decisión ya está tomada, sólo nos resta comprobar si el riesgo asumido con el fin de reactivar la decaída economía nipona da sus frutos y compensa, por el momento la guerra de divisas ya está aquí.
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