Sin embargo lo cierto es que estas prácticas que parecían cosa del pasado ante el cierre del grifo de la liquidez bancaria, han vuelto esta semana ante las últimas operaciones que desde la constructora y concesionaria han llevado a cabo para intentar devolver parte de su abultadísima deuda.
La constructora alemana Hochtief, controlada por la española ACS, ha vendido sus participaciones en aeropuertos por 1.100 millones de euros a una filial de la empresa canadiense Public Sector Pension Investment Board (PSP Investments), con el objetivo de poder amortizar deuda.
Asimismo, si cuando ACS se hizo con el control de Hotchief la empresa germana presentaba un balance inmaculado e inversiones correctas, ha visto cómo en año y medio desde la toma por parte de la compañía española, su deuda se ha disparado un 136% hasta los 2.300 millones y todo ello en pleno proceso de desmantelamiento por partes tanto de la matriz alemana como de la filial australiana, Leighton.
Desde luego que en cualquier país la creación de riqueza debe venir por la industria y el trabajo bien hecho, y nunca a partir del dinero de artificios financieros que pueden echar por la borda la riqueza y el trabajo de comunidades enteras sólo para mayor gloria de empresarios sentados en sillones a más de mil kilómetros.
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