miércoles, 8 de agosto de 2012

Standard Chartered Bank, los hipócritas de la semana.

El Standard Chartered Bank es uno de los bancos más antiguos de Londres, fue fundado en 1853 y ha estado siempre muy ligado a las colonias británicas, es más, durante los primeros años del siglo XXI, sus más importantes adquisiciones han sido realizadas en países como Pakistán y Corea.


Sin embargo esta semana ha saltado a primera plana de medios económicos porque ha sido el último banco en descubrirse que no le ha importado lo más mínimo tratar con países que no reconocen los derechos humanos y que aplican leyes religiosas de hacen más de 1500 en lo relativo a la conducta humana.

El país con el que se ha descubierto que ha hecho negocios es la República Islámica de Irán, y es que el banco parece ser que ocultó operaciones de clientes iraníes en el mercado norteamericano, saltando la normativa que establece la identificación de la parte que realiza la transacción, especialmente en el caso de países que según el gobierno de EEUU son potencialmente peligrosos de dar cobijo a terroristas.

El valor de las operaciones que suponen la infracción asciende a los 250.000 millones de dólares según el Financial Times. La noticia también recoge las supuestas declaraciones de respuesta realizadas desde el comité del banco a la pregunta del consejero delegado de la entidad en EEUU sobre la legalidad de dichas operaciones, "Jodidos americanos, ¿quiénes sois vosotros para decirnos al resto del mundo que no vamos a tratar con iraníes?".

La verdad es que en banca la delgada línea de la legalidad, y no digamos la moralidad se traspasó hace tiempo, sin embargo escuece realmente ver cómo entidades occidentales se pliegan a realizar operaciones con países que reducen a la mujer a vivir en un segundo plano en la sociedad, que castigan con la muerte por lapidación el adulterio o que el valor en un juicio de la declaración de la mujer sea nulo.

El fin de ganar más y más dinero no puede justificar los medios, y una vez más la banca ha hecho gala de la más abyecta hipocresía en su obtención de beneficios, esperemos que el castigo, en el caso de demostrarse los hechos, sea ejemplar.



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