Ahora que los juegos olímpicos han terminado escasos de récords en lo que al deporte nacional hace referencia nos hemos topado con un nuevo récord, un récord que si bien no es nada positivo saca a relucir una vez más las vergüenzas del sistema financiero patrio, la demanda de liquidez de los bancos españoles al Banco Central Europeo han alcanzado su más alta cifra, 375.600 millones de euros.
La solicitud de financiación barata al BCE en sí no representa nada malo, con una simple operatoria bancaria como la que desde aquí en anteriores ocasiones hemos explicado se puede obtener un margen financiero más que favorable con el que hacer que la foto de la entidad mejore de forma increíble. El problema es que las entidades no lo hacen por eso, o no sólo por eso, sino porque no pueden financiarse entre ellas.
Desde 2008 el mercado interbancario está tan seco como un desierto, de tal manera que las operaciones a día o semana que las entidades solventaban entre ellas o bien ya no se pueden realizar o bien tienen un coste tan elevado que su mera realización llevaría a los números rojos en poco tiempo, y es por eso que tienen que recurrir a otros organismos o en última instancia al pequeño ahorrador.
El problema aparecerá cuando el gobernador del Banco Central, Mario Draghi no pueda hacer más frente al sector duro del Bundesbank y tenga que comenzar a retirar esos estímulos, y la banca a devolver el dinero tomado.
Sólo una frase dicha por Warren Buffet refleja de forma más fiel la situación, "sólo cuando la marea baja se sabe quién estaba en pelotas"
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